Metal Gear Solid Δ: Snake Eater brilla en Xbox Series X con mejor fluidez y resolución que en PS5 y PS5 Pro, según Digital Foundry. La versión de Series S decepciona con caídas a 30 fps y baja calidad visual. ¿Cuál es la mejor consola para jugarlo?
El esperado regreso de Metal Gear Solid Δ: Snake Eater, el remake del icónico título de Hideo Kojima, ha generado gran expectación, pero también ha desatado controversia debido a las diferencias de rendimiento entre consolas. A pocos días de su lanzamiento, los análisis técnicos realizados por expertos de Digital Foundry han puesto bajo la lupa las cuatro versiones principales del juego: Xbox Series X, Xbox Series S, PlayStation 5 y PlayStation 5 Pro. Los resultados revelan un panorama dispar, donde la consola más potente de Microsoft se alza como la opción preferida, mientras que la experiencia en otras plataformas, especialmente en Series S, plantea preocupaciones significativas.
Digital Foundry destaca que la Xbox Series X ofrece la experiencia más fluida y visualmente sólida, gracias a optimizaciones que aprovechan su potencia bruta y tecnologías como la frecuencia de refresco variable (VRR). Sin embargo, la versión de Xbox Series S ha decepcionado, con limitaciones técnicas que afectan gravemente su jugabilidad y calidad visual. Por su parte, PS5 y PS5 Pro ofrecen un desempeño competitivo, pero no logran igualar la consistencia de Series X en escenarios exigentes.
Este análisis técnico ha generado un intenso debate entre los fans sobre qué plataforma ofrece la mejor manera de revivir esta obra maestra del sigilo.
Xbox Series X lidera en fluidez y calidad visual
El análisis técnico de Digital Foundry, liderado por el especialista Thomas Morgan, posiciona a la Xbox Series X como la consola que ofrece el mejor rendimiento para Metal Gear Solid Δ: Snake Eater. En el modo Rendimiento, la consola de Microsoft logra una estabilidad superior en comparación con la PS5 y la PS5 Pro, especialmente en escenarios gráficamente intensos con alta carga de elementos como vegetación densa o efectos de iluminación complejos. Aunque ninguna de las tres versiones consigue mantener unos 60 fps constantes, Series X destaca con una media más alta, ofreciendo diferencias de entre 5 y 6 fotogramas por segundo en momentos críticos. Esta ventaja se amplifica en pantallas compatibles con VRR (frecuencia de refresco variable), que suaviza las fluctuaciones de rendimiento y mejora la experiencia general.
Además, la Xbox Series X sobresale en resolución dinámica. En el modo Rendimiento, alcanza picos de 1152p, superando el máximo de 1080p de la PS5, lo que se traduce en una imagen más nítida. Incluso en el modo Calidad, que prioriza los detalles gráficos sobre la fluidez, Series X mantiene una resolución mínima más alta que sus competidoras, ofreciendo un equilibrio superior entre claridad visual y rendimiento. Estas optimizaciones reflejan un trabajo técnico meticuloso que aprovecha al máximo los 12 teraflops de potencia de la consola, consolidándola como la opción preferida para los jugadores más exigentes.
PS5 y PS5 Pro: un rendimiento sólido, pero no imbatible
La PlayStation 5 y su versión mejorada, la PS5 Pro, no se quedan atrás en términos de calidad, pero no logran igualar el promedio de rendimiento de la Xbox Series X. En ciertas secciones del juego, la PS5 muestra momentos de mayor estabilidad, particularmente en áreas menos demandantes donde los fotogramas se mantienen más cerca de los 60 fps. Sin embargo, el análisis de Digital Foundry concluye que estas ventajas son puntuales y no compensan la consistencia general de la Series X. Según Morgan, las diferencias se deben a optimizaciones específicas en la consola de Microsoft, como un mejor manejo del sombreado ambiental y la iluminación global, que aprovechan su mayor capacidad computacional (12 teraflops frente a los 10 de la PS5 base).
La PS5 Pro, a pesar de sus mejoras técnicas, no logra desmarcarse significativamente de la PS5 estándar en este título, lo que sorprende dado su hardware más avanzado. Aunque ambas versiones de PlayStation ofrecen una experiencia visualmente atractiva, con texturas detalladas y efectos de alta calidad, la Series X mantiene una ventaja en la mayoría de los escenarios. Para los jugadores que valoran la exclusividad de ciertas funciones del ecosistema PlayStation, como la integración con el DualSense, ambas consolas siguen siendo opciones sólidas, pero no lideran en términos técnicos.
Xbox Series S: un rendimiento decepcionante que preocupa
La Xbox Series S, diseñada como una alternativa más asequible, se queda muy atrás en el remake de Metal Gear Solid Δ: Snake Eater. A diferencia de las otras versiones, esta consola está limitada a un único modo a 30 fps, sin opción para priorizar el rendimiento. Sin embargo, incluso este objetivo de 30 fps resulta difícil de mantener, con caídas notables en escenas con alta carga gráfica, lo que afecta gravemente la fluidez del juego. Además, la resolución dinámica oscila entre unos preocupantes 540p y 1080p, lo que genera una calidad de imagen inconsistente, con efectos visuales pixelados y un escalado que no logra disimular la falta de detalle.
Digital Foundry no escatimó en críticas hacia la versión de Series S, calificándola como una experiencia difícil de recomendar para los fans del juego. En su análisis, destacan problemas como texturas de baja calidad y un rendimiento que compromete la inmersión en un título que depende tanto de su atmósfera visual. En su cuenta oficial de X, el equipo resumió su postura:
“Completando nuestra cobertura de MGS Delta, un vistazo a Xbox Series X|S. La versión X ofrece mejores tasas de fotogramas que PS5 y hasta Pro en algunos casos, aunque no logra 60 fps estables. No recomendamos la Series S.” — @digitalfoundry
Estas limitaciones convierten a la Series S en la opción menos viable para disfrutar de este remake, salvo que sea la única consola disponible para el jugador.
Conclusión: Xbox Series X es la elección definitiva
En resumen, los análisis técnicos de Digital Foundry coronan a la Xbox Series X como la mejor plataforma para disfrutar de Metal Gear Solid Δ: Snake Eater, gracias a su combinación de mayor fluidez, resolución más alta y optimizaciones gráficas que aprovechan al máximo su hardware. Las versiones de PS5 y PS5 Pro ofrecen un rendimiento sólido y atractivo, especialmente para quienes priorizan las características exclusivas de PlayStation, pero quedan ligeramente por detrás en términos de consistencia técnica. Por otro lado, la Xbox Series S decepciona con un desempeño limitado que compromete tanto la jugabilidad como la calidad visual, siendo una opción recomendable solo en casos donde no haya alternativas. Para los fans que buscan revivir la experiencia de Snake Eater con la mayor fidelidad posible, la Xbox Series X se consolida como la elección óptima.