Dos de los creadores de LIMBO e INSIDE ofrecen otro juego de puzles magistral.
Una cosa es sentirse realmente satisfecho con un juego cuando terminan los créditos. Otra cosa es sentir la misma alegría con cada pequeña victoria a lo largo del camino. COCOON no sólo establece un nuevo estándar en el género de los puzles, sino que eleva el listón en lo que a diseño inteligente se refiere. No es sólo uno de los mejores juegos indie del año, sino que debería estar entre los grandes AAA en la próxima temporada de premios.
Y no lo decimos a la ligera. COCOON es posiblemente el título más satisfactorio que jugarás este año. Es cierto que sus creadores están acostumbrados a este tipo de cosas, pero han ido más allá de sus éxitos anteriores.
COCOON es el primer juego de la compañía danesa Geometric Interactive, cofundada por el diseñador Jeppe Carlsen y el compositor Jakob Schmid, ex alumnos de Playdead, el estudio detrás de los icónicos LIMBO (2010) e INSIDE (2016). Juntos, el dúo y su nuevo equipo han dedicado seis años y medio a crear un juego que superarás en unas seis horas y media.
No han desperdiciado ni un solo momento de su tiempo (ni del tuyo). COCOON es divertido, inteligente, hermoso y fundamentalmente único. Annapurna Interactive tiene un historial increíble, y ha vuelto a apostar por otro éxito. Es posiblemente lo mejor que Annapurna ha publicado nunca.
Además de su monónimo nombre en mayúsculas, COCOON comparte muchas de las señas de identidad de LIMBO e INSIDE: tu silencioso protagonista se adentra abruptamente en un bello pero macabro mundo de intriga, obligado a resolver las cosas a base de ensayo, error y cuidadosa sincronización, mientras una maravillosa banda sonora lo envuelve todo. El espíritu de Playdead llega incluso hasta los logros, que COCOON concede principalmente por encontrar secretos (los Ancestros Lunares) por el camino.
Todo empieza, como era de esperar, con un capullo. Tú -un insectoide antropomórfico sin nombre- emerges, caes en un árido desierto y comienzas tu aventura. Los caminos se desmoronan a tu paso, las formas y los puzles empiezan a aparecer poco a poco y, aunque no tienes ni idea de quién eres ni de lo que tienes que hacer, no te lo cuestionas. Al principio, COCOON parece Creature in the Well, aunque hay paralelismos con Tunic, Journey y Horizon Zero Dawn a medida que te adentras en los crípticos vestigios de una civilización aparentemente abandonada.
El estilo artístico de COCOON es impresionante, y sus desarrolladores no desperdician ninguna oportunidad para crear intriga. El mundo tiene una temática biomecánica maravillosamente lúgubre, donde la simetría y las partes carnosas se combinan para crear algo desagradable pero impresionante.
Aunque no abunda en detalles, Geometric Interactive hace que cada detalle importe. Cada camino recién abierto, cada pasadizo oculto o cada transición de escena se maneja con delicadeza; todos los momentos son dignos de admiración. Incluso las inclinaciones de cabeza de tu personaje, los reflejos en el suelo o las pisadas en el agua son fiables y magníficos.
Eventualmente te toparás con los importantísimos orbes de COCOON, que contienen mundos, cada uno como el que lleva colgado del cuello el pequeño Orion en la película Men in Black. Cuando se colocan en los hubs, te permiten teletransportarte a su interior. O dentro de otro mundo dentro de ese mundo… dentro de ese mundo. Cada orbe también tiene una habilidad única: descubrir un camino, disparar un proyectil o ayudarte a activar ascensores.
Y lo que es más importante, cada orbe contiene una fuerza insectoide malévola a la que sólo puedes acceder con una llave, que está bloqueada por un patrón, al que sólo se puede acceder completando pruebas. Esto suena confuso -y en realidad, muchas veces, la jugabilidad puede serlo-, pero la curva de aprendizaje de COCOON es perfecta. Nunca te sentirás como un idiota, porque va más allá de los límites de los juegos de rompecabezas.
Los puntos fuertes de COCOON residen en cómo cierra eficazmente las zonas de puzles una vez que estás en ellas. Aun así, estos pequeños espacios no hacen que las tareas sean menos confusas, hasta el punto de que es probable que te alejes durante una o dos horas para darte un descanso mental. Pero no dejarás de pensar en ello; COCOON se te mete en el cerebro y no dejas de preguntarte qué cosa se te ha pasado por alto hasta que coges el mando y vuelves a intentarlo.
A veces, quieres volver a cargar la partida porque crees que estás atascado. Sin embargo, la gran cantidad de tests realizados han hecho que COCOON sea un juego sin fisuras: ninguna zona te permite quedarte atascado, y llegas a darte cuenta de que sólo puedes resolver las cosas con lo que hay a tu alrededor. Cuando te das cuenta de esto, empiezas a confiar en ti mismo y en la lógica del juego, y te das cuenta de que estás haciendo las cosas de forma totalmente equivocada o complicando demasiado tu camino hacia el éxito.
El único «combate» que verás durante toda la partida son los jefes del juego, y cada uno es más ingenioso que el anterior. Las primeras batallas no parecen tan desafiantes, pero van ganando en complejidad e intensidad en consonancia con los puzles de COCOON. Si fallas, te devuelven al principio y puedes volver a intentarlo. No se trata de batallas pírricas, así que cuando por fin les cojas el truco, las superarás en cuestión de minutos.
Desvelar más sería arruinar la experiencia. En definitiva, COCOON te da el doble de felicidad: una alegría inicial al resolver cada puzle y otra al apreciar la forma en que se ha creado. Es imposible entender cómo demonios se diseñó el juego, y mucho menos cómo se ejecutó.
Es prácticamente imposible encontrar algo malo que decir sobre COCOON. Por lo tanto, no elaboraremos críticas. Es una experiencia que hay que jugar, un verdadero 10/10, si diéramos puntuaciones. Cosa que no hemos hecho nunca.
