Una supuesta banda llamada The Velvet Sundown ha logrado más de 500.000 oyentes en Spotify en pocas semanas. Lo curioso: no existen. Todo ha sido generado por inteligencia artificial. ¿Cómo ocurrió y por qué nadie lo notó?
Crear arte solía ser una tarea exclusivamente humana, pero la inteligencia artificial ha aprendido a imitar la creatividad con sorprendente precisión. Si ese contenido cuenta o no como “arte” depende de a quién se lo preguntes, pero a Spotify parece no importarle. Este mes debutó en la plataforma una banda llamada The Velvet Sundown, que ya ha acumulado más de medio millón de oyentes mensuales. El detalle inquietante: The Velvet Sundown no es una banda real. Es un proyecto completamente generado por IA.
Mientras muchos artistas rechazan frontalmente el uso de IA en la creación musical, otros han comenzado a apoyarse en ella para producir contenido más rápido. Pero en este caso, ni siquiera parece haber una persona real detrás del proyecto. En menos de un mes, The Velvet Sundown lanzó dos álbumes en Spotify: Floating On Echoes y Dust and Silence. Un tercer álbum está programado para salir en dos semanas. Las canciones tienen un aire de rock clásico, con una mezcla confusa de instrumentos con eco y un toque de autotune. Si una de estas canciones suena en una playlist, probablemente pase desapercibida. Pero si escuchas varias seguidas, la monotonía y falta de alma las delata como obra de una máquina.
Suno AI: Qué es y cómo crear música con inteligencia artificial

Durante la última semana, varios usuarios comenzaron a sospechar que The Velvet Sundown no era lo que parecía. Hilos en Reddit y X (antes Twitter) señalaron que no hay información verificable sobre los supuestos miembros de la banda. El perfil menciona cuatro integrantes, pero ninguno parece existir fuera del ecosistema de Spotify y redes sociales asociadas.
Aun así, las canciones comenzaron a colarse en un gran número de playlists creadas por usuarios, lo que disparó la visibilidad del grupo. Cuando surgieron las primeras dudas sobre su origen generado por IA, el proyecto tenía unos 300.000 oyentes mensuales. Hoy, menos de una semana después, ya superan los 500.000.
La cuenta de Instagram creada por The Velvet Sundown el pasado 27 de junio terminó de confirmar las sospechas: estos «integrantes» son, sin lugar a dudas, generados por IA. Aunque ya no se puede confiar únicamente en contar dedos para identificar imágenes falsas, las inconsistencias son evidentes. En una publicación, celebran el éxito de sus dos álbumes comiendo hamburguesas, pero hay más hamburguesas que platos, y los elementos están distribuidos de forma absurda sobre la mesa. Además, las caras de los integrantes tienen ese look extrañamente simétrico y pulido que delata a las imágenes sintéticas.
¿Debe etiquetarse la música creada por IA?
Spotify acepta música generada por inteligencia artificial y actualmente no exige que las canciones indiquen si fueron creadas total o parcialmente por máquinas. The Velvet Sundown también está disponible en otras plataformas de streaming, como Deezer, que sí adopta una postura más estricta. Según NME, la biografía de la banda en Deezer incluye un aviso: “Algunas pistas de este álbum pueden haber sido creadas con inteligencia artificial.” Además, NME señaló que la biografía de Spotify antes atribuía una descripción elogiosa de la música a la revista Billboard. Esa descripción sigue ahí, pero el nombre de Billboard ha sido eliminado.
Hoy en día, el perfil de Instagram de la banda está inundado de comentarios criticando el uso de IA. Pero llegará un punto en el que tal vez no sea tan fácil distinguir. Escuchar una canción generada por una inteligencia artificial no es intrínsecamente malo—muchos canales de YouTube transmiten música generada automáticamente las 24 horas. Es una tecnología interesante, y ha avanzado mucho desde los primeros modelos como Google MusicLM o OpenAI Jukebox. Aun así, es importante saber cuándo lo que oímos fue creado por una máquina.

El arte creado por personas reales transmite emociones, experiencias y perspectivas humanas. Una canción hecha por IA puede sonar bien, pero no es más que una combinación aleatoria de elementos generados a partir de obras auténticas. Google y otras empresas ya trabajan en marcas de agua digitales para imágenes generadas por IA; quizás pronto necesitemos algo similar para la música, especialmente si plataformas como Spotify siguen permitiendo contenido generado artificialmente sin revelar su origen.
La delgada línea entre arte humano y música generada por IA
The Velvet Sundown se ha convertido en un caso paradigmático de cómo la música generada por IA puede infiltrarse silenciosamente en el mainstream. Lo más llamativo no es que se haya creado con una máquina, sino que medio millón de oyentes lo hayan consumido sin notarlo. Esto plantea preguntas clave sobre transparencia, ética y el valor del arte humano frente a la automatización creativa.
En un mundo donde la inteligencia artificial ya puede componer, producir y distribuir música con apariencia profesional, la responsabilidad recae tanto en las plataformas como en los oyentes. Saber lo que escuchamos —y quién lo creó— no es un capricho, es parte de cómo valoramos el arte en la era digital.